Lo que en la imaginación de Héctor González nació como un sueño de terminar con el hambre en su tierra, Celaya, se convirtió en una realidad que hoy cumple 16 años. A la distancia, ese sueño se convirtió en la Fundación Nutrición y Vida que se ha materializado como uno de los bancos de alimentos más grandes del país que a la fecha brinda alimento permanente a casi 80 mil personas del estado de Guanajuato y de Querétaro.
Más allá de celebrar los 16 años, este viernes para la Fundación Nutrición y Vida fue motivo de reunión el agradecer a los hombres y mujeres, a las empresas e instituciones que de manera altruista apoyan a cumplir su objetivo, donando víveres y prestando los servicios que se requieren para ayudar a las personas más vulnerables.
Ahí estuvo el ingeniero Héctor González, quien transmitió en un emotivo mensaje aquel sueño que tuvo hace años, de la mano de su esposa, Rosy, cuando conoció que las estadísticas oficiales indicaban que 33 niños de Celaya morían cada año por falta de alimentos.
Ese fue el motor, el impulso que lo llevo a iniciar el proyecto llamado Nutrición y Vida. A 16 años de distancia no se reporta un solo fallecimiento por hambre.
“Ha sido un verdadero placer, una trayectoria de amor, de trabajo fuete de ir reuniendo a todos esos corazones que hace posible Nutrición y Vida, y no me refiero a la gente que trabajamos en el equipo sino me refiero a la gente que nos dona el alimento, los servicios y los bienes que hacemos llegar a los que menos tienen. Ha sido muy satisfactorio, estamos alimentando a cerca de 80 mil personas de manera permanente, seleccionadas entre los que verdaderamente necesitan ayuda, gente muy desprotegida y me da mucho orgullo porque combatimos el dolor más lacerante que puede sufrir un ser humano, como es el hambre”, afirmó el ingeniero González, en entrevista para Proyecto Sumar.
Pero compartió, además, que ese sueño va mas allá, es mucho más grande pues los planes a futuro, un futuro muy cercano, incluyen crear proyectos productivos para beneficio de la misma población desprotegida.
“Estamos haciendo una pequeña empresa social que se llama ‘Pan de Amor’ tenemos la marca registrada, estamos por firmar un contrato con una cadena de cines muy grande para que nos compren pizzas congeladas, estamos en el proceso de ingeniería, de diseño de una planta de 800 mil pizzas anuales para empezar y como buena empresa social esas utilidades se convierten en alimento para llevarle a quienes menos tienen”, detalló.
En el evento que se realizó este viernes, con la presencia de autoridades municipales e invitados, los representantes de las empresas e instituciones benefactores, a las que la fundación conoce como Ángeles, recibieron un bello detalle, un reconocimiento que les recuerda que están haciendo el bien, que están colaborando con una gran causa que es erradicar el hambre.