Celaya, Gto.- Aunque no se tiene claro el origen de su nombre ni de su receta, lo cierto es que las Morelianas son un antojo que en Celaya se popularizó hace muchos años, pero actualmente esta costumbre se está perdiendo por la amplia oferta de golosinas empacadas de marca, con conservadores y saborizantes artificiales que han ido desplazando a los dulces que se elaboran de forma tradicional.
Sin embargo aún queda uno que otro vendedor de morelianas que recorren las calles de la ciudad y sobre todo en el centro, el jardín, la Calzada y la Alameda, tocando su característico triángulo de metal para avisar que están muy cerca.
Don Rosalino Hernández es uno de esos personajes que aún conserva esta tradición, que todos los días se levanta a las 4:00 de la mañana para amasar la harina de trigo, para hornear y dar forma a las obleas y barquillitos que más tarde sale a ofrecer a quienes aún disfrutan de este rico y artesanal sabor.
En entrevista para Proyecto Sumar Rosalino platica que es originario de Oaxaca, pero su hermano le enseño la receta de lo que en aquel tiempo solo conocía como barquillos y obleas que empezó vendiendo en Veracruz, hasta que llegó a Celaya hace más de 20 años y supo que aquí ya les habían dado el nombre de Morelianas.
Del proceso, comenta que la elaboración consiste en amasar la harina y azúcar hasta que toma una consistencia fina. Ya preparada se empieza a hornear en prensa de acero y uno a uno se van haciendo los barquillitos y las obleas. Finalmente se empacan y se guardan en su bote de metal.
Este alimento no lleva ningún tipo de conservador y saborizante artificial, destaca Don Rosalino, por lo que es más sano que muchos otros productos que encontramos en las tiendas o en los supermercados, ya empacados y más caros.
“Anteriormente no había Sabritas, chicharrones y todos esos productos con conservadores y sabores artificiales; antes era lo único que se comía como una golosina fresca pero ahorita hay muchos los chicharrones, cueritos, frituras, por eso hay muchas enfermedades”, afirma.
Luego de la primera parte de la jornada, Don Rosalino descansa un par de horas para salir a caminar las calles tocando su triángulo para ofrecer este delicioso dulce.
A veces le va bien, otras no tanto, pero aun así no pierde la esperanza y continúa con esta tradicional actividad que le ha dado sustento durante muchos años a él y a su familia.
Lo triste, reconoce Rosalino, es que la tradición de las Morelianas se está terminando porque los hijos ya no quieren continuar con este oficio. Prefieren trabajar en las fábricas o en otros lugares donde tengan un ingreso seguro.
Si después de leer este artículo te quedaste con el antojo o la curiosidad de probar las Morelianas, puedes encontrar a Don Rosalino todos los días recorriendo las calles de la ciudad de Celaya y a partir de las 7:00 de la tarde en el centro histórico, para que le compres una bolsita por solo 10 pesos.